Page 28 - Plecs 18. L'aerodrom 317
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-¡De acuerdo! Ahora mismo marchamos a comer a Cassá y el peligro había pasado a medida que las explosiones se ale-
antes de las tres tomaremos tierra al pie de los Pirineos. jaban de nosotros.
Allende marchó a Gerona con objeto de ultimar algunos trá- No hizo falta dar ninguna orden de mando porque ya todos
mites. Andaba por esta zona liquidando los asuntos del estábamos en pie y nuestros pensamientos se centraban en
Grupo 28. De paso recogería a dos mecánicos que se halla- nuestros aparatos inmovilizados por una absurda orden de
ban en Celrá terminando de reparar un Delfín. espera.
A raíz de haber abandonado los “Chatos” nuestro aeródro- No debíamos marchar al aeródromo dejando abandonadas a
mo, decidí enviar a Figueras el grueso del tren rodado, dejan- las personas heridas y semidestrozadas. Los gritos de los
do solamente la cisterna de combustible, un camión y dos vivos eran más desgarradores que el de los propios afectados
coches ligeros, elementos indispensables para nuestro servi- y hacia los lugares de donde procedían nos dirigimos con áni-
cio técnico. Con objeto de evitar complicaciones en los via- mos de evacuar a los más graves.
jes de la cocina al aeródromo dispuse dividir todo el perso- Nuestros dos coches ligeros, aparcados en una estrecha
nal en dos grupos que alternativamente fuesen a comer a callejuela inmediata a la casa donde residíamos, resultaron
nuestro comedor del pueblo. Por este motivo aquel día 28 de con algunas importantes abolladuras causadas por los resi-
enero , tranquilamente sentados alrededor de una amplia duos procedentes del espacio.
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mesa, hacíamos honores a los sabrosos platos preparados Envueltas en mantas o sábanas en ellos metimos tantos heri-
por nuestro cocinero. dos como fue posible dejando una estrecha plaza para el chó-
Mientras tanto el enemigo volaba hacia Cassá y nosotros sin fer.
enterarnos. -¡Y ahora hacia los hospitales de Gerona, procurando regre-
Rápido como una centella nuestro centinela penetró en el sar rápidamente! -ordené a los dos chóferes.
comedor lanzando voces de alarma y advirtiéndonos que la -Así se cumplirá -contestaron, casi con lágrimas en los ojos.
aviación enemiga se dirigía hacia el pueblo. Prestamente cesa- Pero nuestros coches resultaban insuficientes para resolver
mos de comer y nos dirigimos hacia la salida de la casa. Una aquella grave situación. Decidí enviar a dos pilotos a la próxi-
vez en el exterior distinguimos cómo varias escuadrillas de ma carretera para que detuvieran a todos los vehículos que
He-111, bien protegidas por otras de caza, ya sobrevolaban por allí circularan enviándolos hacia los lugares siniestrados.
los límites del pueblo dirigiendo la proa hacia la plaza, es No tardaron en llegar camiones y turismos con oficiales y
decir, hacia donde nos encontrábamos paralizados esperando soldados que en su forzada retirada se dirigían hacia nuevas
un fuerte golpe. posiciones. Aquella rápida y organizada ayuda vino a resolver
Ya comenzaban a oírse los agudos silbidos de las bombas en los acuciantes problemas creados en aquella fatídica tarde del
libre caída cuando me encontré solo… por breves instantes, 28 de enero.
porque imitando a mi gente me lancé en felinos saltos hacia Conseguimos evacuar a todas las personas afectadas por el
un cercano portalón tumbándome allí mismo. El seco resta- cruel bombardeo no deseando determinar ni apartar a los
llar de un reguero de bombas hizo estremecer el pavimiento aparentemente fallecidos. En aquellas circunstancias lo mejor
dando la impresión que me separaba del suelo unos cuantos que podíamos hacer era enviar a los afectados a los centros
centímetros. Seguidamente se dejaron oír los característicos sanitarios para que allí decidieran los médicos. Con la afluen-
ruidos de cristales rotos y el rápido derrumbe de muros y cia de más y más vehiculos y hombres las tareas de rescate
vigas de madera. La metralla y ladrillos proyectados barrían el resultaron extraordinariamente efectivas y así, incluso, las víc-
espacio estrellándose contra las edificaciones que se mante- timas pudieron ser acompañadas por familiares que con afli-
nían en pie afectadas por largas quebraduras. gidas voces consolaban a los suyos o los lloraban derraman-
Todo ocurrió durante breves instantes. Comprendimos que do torrentes de lágrimas.
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